Vacances en DIÀLISI – Marta Gracia

0
71

Marta Gracia
Familiar de paciente en diálisis

El verano ya estaba empezando y, como es normal, nos tocaba a mi padre y a mí elegir nuestro próximo destino para las vacaciones. A mí me encanta viajar y si es a otros países mejor que mejor; no obstante, este año no podíamos irnos muy lejos ya que mi padre está en lista de espera para su tercer riñón.

Las opciones eran más reducidas, pero eso no fue un inconveniente. Lo único que nos tendríamos que ajustar a quedarnos en España y a algún sitio relativamente cerca de Barcelona, por si llegara la tan esperada llamada que cualquier paciente en lista de espera quiere recibir.

Sabiendo esto, la primera idea que se nos vino a la cabeza fue irnos a Ibiza: playa, sol, relax… no sonaba nada mal. Nos pusimos manos a la obra para buscar dónde nos quedaríamos durante nuestro viaje pero contábamos con un obstáculo más: un paciente renal no se puede dejar de dializar solo por el hecho de irse de vacaciones. Por este motivo, la Fundación Jaume Arnó contactó con el hospital de allí para pedir una plaza y así poder hacer las diálisis con normalidad. Todo parecía ir bien, hasta que nos dijeron que no era posible el traslado.

Con Ibiza descartado, comenzamos a buscar otros sitios a los que poder ir. Aunque la historia que estoy contando pueda parecer que está llena de dificultades, a mí personalmente no me importaban, yo solo quería irme de vacaciones con mi padre y pasárnoslo igual de bien que nos los pasamos siempre. Después de buscar y buscar, nos decantamos por un pueblito a media hora de Barcelona ciudad; Premià de Dalt era el nombre. Estuvimos ahí una semana y fue la mejor opción que podíamos haber elegido, porque mi padre consiguió plaza en el centro que le buscaron desde la Fundación (Diaverum Barcelona Nephros) para dializarse los días correspondientes. En coche llegaba enseguida y el trato que recibió fue fantástico pero, como he dicho al principio… estábamos de vacaciones, no todo era ir a diálisis.

Hicimos varias excursiones a los pueblos cercanos, donde por suerte era fiesta mayor y nos lo pasamos genial. Otro día hicimos una ruta por las diferentes calas de la costa, tomando el sol (mi padre descubrió los chiringuitos) y disfrutando de los paisajes. También visitamos Girona y Figueres, donde fuimos al Museo de Dalí. Mi día favorito fue el que pasamos en Barcelona; pudimos entrar en la Casa Batlló de Gaudí, a los dos nos hacía mucha ilusión y fue impresionante. También paseamos por las Ramblas comiendo helado y, para terminar el día, fuimos a ver el Museu d’Art Contemporari de Barcelona (MACBA).

En definitiva, fueron unas vacaciones muy completas durante las que pudimos disfrutar el uno de otro.