La no responsabilidad del paciente discapacita

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Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad
SPIDERMAN

Decía Jacques Lacan que el psicoanálisis es la última flor de la medicina. Justamente tanto él mismo como Sigmund Freud eran médicos. 

De allí nació el psicoanálisis, de los lindes de la medicina para la mejoría o curación de algunos pacientes, posicionándose aparentemente en un “más allá” cuando quizá, el psicoanálisis es un “más acá”.

Grata e interesante sorpresa la mía cuando gracias a una colega de profesión, Clara Bermant, descubrí que en el texto Psicoanálisis y Medicina de 1966 se hablaba de nefrología. En la misma página dos dice “No es por azar que esas demandas llegaron de un servicio de nefrología, donde el médico es confrontado con los problemas de la vida y de la muerte, del deseo de vida y del deseo de muerte” y añade “los trastornos endocrinos son, muy a menudo, trastornos funcionales cuya causa no siempre es una lesión orgánica, sino que frecuentemente plantean problemas de otro orden”.

Entonces, encontramos especialistas en medicina que sitúan los trastornos endocrinos (en los que se encuentran las suprarrenales) en el cajón de los trastornos funcionales. ¿Qué significa eso? Para la psiquiatría, funcional remite a los trastornos que no tienen una base orgánica. Es decir, se detectan alteraciones en el organismo, pero se desconoce la causa orgánica.

Pero, ¿qué pasa con todos los otros diagnósticos? ¿Ya no plantean problemas de otro orden?

¿Será porque la medicina todavía no ha llegado allí, o porque la medicina no puede llegar allí sola?

Y hablamos de diabetes, hipertensión, eccemas, enfermedad renal crónica, cáncer… Afectaciones con las que nos recomiendan bajar el nivel de estrés. Y ¿qué es el estrés sino nuestra manera de relacionarnos con el trabajo, amor, responsabilidades…? Nombres que a menudo, incluso entre psicólogos y psicoanalistas, generan una automática respuesta de “pero eso simplemente es orgánico”, como si intervernir en la relación del paciente respecto su enfermedad, no tuviera efectos en la misma. La propuesta que hago aquí, sostenida por el trabajo de muchos, es que podemos hacer más, que no sólo es orgánico, y que nuestra posición en la vida tiene influencia en los resultados de una analítica, sin olvidar que hay una parte del cuerpo que va por sí sola y que en ocasiones, por mucho que hagamos, el desenlace será la pérdida de función renal. 

ORGAN-IZANDO EL CUERPO

Miquel Bassols, en un artículo de la revista Freudiana escribió sin duda hay una fascinación en el intento de reducir lo subjetivo a una máquina, a algo que pueda funcionar únicamente con una serie de algoritmos. Tiene su vertiente fascinante y, a la vez tiene su vertiente siniestra. Utiliza un ejemplo clarificador del inventor Alan Turing, y cómo fue reducido y tratado él mismo como una Máquina de Turing. Podemos empezar con Turing y continuar con la máquina de diálisis construida a partir de un motor Ford, los trasplantes, el robot da vinci, etc. La fascinación por la máquina, la curación de tantísimas enfermedades o algunos de los efectos de los fármacos, han facilitado que socialmente otorguemos a la medicina el poder de hacernos más eternos, hasta el punto de convertirla en la garantía de nuestra permanencia en la vida, potenciando así, la tendencia humana de desresponsabilizarnos de lo propio. Y bien sabemos que la desresponsabilidad comparte camino con discapacidad. 

Es decir, para que la enfermedad re(n)al no sea tan discapacitante, se tienen que bordear los propios límites, los de la enfermedad y los del equipo sanitario para configurar un mapa de qué nos está limitando. 

 

En terapia con personas con enfermedades crónicas, tarde o temprano, nos solemos topar con un tema: llevarle la contraria al equipo sanitario, defender la propia opinión y la angustia que ello supone, por el miedo a que sostener nuestra posición y limitar o decir no a las propuestas médicas, provoque que el trato de los profesionales de la salud hacia el paciente cambie. O mejor dicho, empeore

Este punto toca de lleno a la ética de las profesiones sanitarias: hacernos cargo que el paciente con sufrimiento, se siente fácilmente como un objeto en las consultas médicas. Y hay pocas cosas tan angustiantes como que un sujeto se sienta objeto.

 

De esta manera, este agujero que he intentado colocar en el seno de la medicina no contiene una pulsión destructiva sino más bien constructiva, ya que ello es lo que permite que la ciencia siga avanzando. Se trata de asumir los topes de cualquier creación humana, y más necesario es cuando algunas de estas creaciones son masivamente ensalzadas, idealizadas.

Creo que cualquier especialista en un tema, podrá compartir lo costoso de la especialización, y la impotencia que cada disciplina conlleva con ella misma, más la impotencia del propio profesional. Por ello es importante que el paciente quien seguramente siente muy latentes sus propias limitaciones, no intente suturarlas todas con el saber del médico. Ya que es importante dejar lugar, un hueco, para la propia creación y responsabilidad del paciente, porque ese punto, es el que marca la diferencia.

Esther Jiménez Garriga
Psicòloga sanitària i Psicoanalista
Nº Col. 21600
BIBLIOGRAFÍA
Bassols, M. (2016). La fascinación mecánica. Freudiana. Subjetividad y cuantificación. La psicosis hoy. Nº 77-78. Recuperado de https://freudiana.com/la-fascinacion-mecanica/
Lacan, J. (16 de febrero de 1966). Psicoanálisis y Medicina. El lugar del psicoanálisis en la medicina. Conferencia llevada a cabo por el Colegio de Medicina en el Hospital Salpêtrière, París.
Laurent, E. [UBApsicologia]. (2006). Eric Laurent: ¿Qué es un órgano del cuerpo? Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=VIH0ME0Z54A