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Posibles efectos psicológicos de la diálisis Eros y Thánatos

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Eros, la pulsión de vida.

Thánatos, la pulsión de muerte.

 

A menudo, cuando los integrantes de un equipo médico valoran y solicitan atención psicológica para un paciente en diálisis, suele ser porque los pacientes desobedecen. No cuidan la dieta, tienen dificultades para controlar lo bebido, se olvidan de la medicación o se niegan a hacer las horas de diálisis que el equipo médico le recomienda.

Estas situaciones dejan al profesional sanitario sin recursos para articular su función sanitaria con la intervención necesaria.

 

Pero, ¿cómo puede esto suceder cuando se sabe que sin este preciso tratamiento no se podría sobrevivir? Es por lo que llamamos pulsión de muerte. Es decir, tan humano es el instinto de supervivencia como el arte de dificultarse los objetivos obstaculizando la satisfacción, los deseos o  incluso, la sanación.

 

El paciente en la incorporación a diálisis suele encontrarse en un momento de embotamiento afectivo. Se trata de un estado de afrontamiento constante para preservar la vida y es recurrente el horror de muerte que si bien no se expresa abiertamiente, funciona inconscientemente. Esta circunstancia puede provocar un repertorio de reacciones que oscilan desde la negación pasando por el rechazo, la furia o incluso una resignación demasiado pasiva frente a la situación, a menudo articulado con la impotencia. Estos casos condensan toda la responsabilidad curativa al equipo sanitario y a la máquina de diálisis dejándose el propio sujeto ajeno a la circunstancia, como si él no tuviera nada que ver con el procedimiento, elemento clave en los casos donde no hay adherencia al tratamiento.

 

Por la parte concerniente al profesional, es importante no permitir que estos afectos nos contagien. Gracias a diversos estudios de Adriana Martorell y de Daniel Gonzales Fernández, podemos detectar la gran dificultad que tienen estos pacientes para confiar en la ayuda que el otro pueda brindarles. En ocasiones, la persona enferma siente que no hay un interlocutor empático que pueda escuchar y sobretodo, contener su dolor. Es por eso que frecuentemente, encontramos casos que intentan esterilizar las intervenciones de los profesionales, intentando confirmar la certeza de esa soledad frente a las propias circunstancias, esa dirección demasiado enlazada con el aislamiento, la ansiedad y la depresión.

 

Los pacientes que se involucran en otras actividades en las que se sienten representados, que fomentan la salida del aislamiento, su inclusión familiar y social, se benefician de mejoras a nivel relacional y salud física. Se trata de un mecanismo de defensa no patológico, algo tan popular como poner la cabeza en otro sitio. Esta defensa facilita el surgimiento de la pulsión de sanar, de vida, del Eros.

Se trata de la necesidad de un vínculo que pueda realizarse o bien con un terapeuta, un grupo (familiar, social) o una actividad, con una clara orientación, ser partícipes de sus propios cuidados, rescatarse de una situación que no han escogido por voluntad propia.

Esther Jiménez Garriga (Psicóloga)

 

 

Bibliografía

 

Gonzales Fernández, Daniel. “Estado psicológico de los pacientes en tratamiento de Hemodiálisis”.

 

Martorell, Adriana. “¿Qué hace un psicólogo allí? Una experiencia de trabajo en Centros de Diálisis”.

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