Historias con cara y ojos. Martinho
Martinho es un chico joven y enérgico que trabaja en Portugal de soldador. Le gusta su trabajo, se siente fuerte, no le duele nada. Así que cuando a los 43 años, en una revisión de empresa rutinaria descubre que tiene insuficiencia renal, sencillamente no se lo cree. Él sigue con su vida y continua trabajando. Le costó tres años aceptar que estaba enfermo. Empezó a sentir dolor muscular y cierta debilidad, un día incluso se desvaneció en la fábrica, y así poco a poco empieza su proceso de aceptación y adaptación.
Ahora, después de 4 años en diálisis y con una gran sonrisa nos cuenta que ha aceptado la enfermedad. Es realista y ha aprendido a vivir con ella. Nos recuerda que lo peor para él fue sentirse limitado y tener que dejar el trabajo. Y cuenta que si dejas que las emociones negativas te dominen, te conviertes en tu peor enemigo. ¿Cómo ha contrarrestado Martinho estos sentimientos? El deporte es su gran aliado. Sale a correr por las mañana junto al lecho del río. Hace ejercicio en casa y regresa de la diálisis caminando. A su mente viene una anécdota del primer día que fue a diálisis que nos deja claro que Martinho es un luchador. Se sentía muy fatigado y respiraba con dificultad pero se negó a coger un taxi, quiso regresar a casa a pie y eso ha seguido haciendo hasta el día de hoy.
“La actividad física me evade del dolor y me hace sentir bien”
Está en lista de espera, así que su ilusión es recibir un trasplante pronto, su sueño volver a trabajar y su recomendación para las personas con enfermedad renal crónica es que incorporen la actividad física en su rutina diaria. Los innumerables beneficios que de ello se derivan no son para leerlos sino para vivirlos!!
Nos conmueve cuando nos dice que es capaz de ver más allá de la máquina de diálisi. Él se ve en un futuro cercano trabajando, con su riñón funcionando y recuperado. Quizá sea éste el pensamiento positivo responsable de su gran sonrisa.
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