Discapacidad y enfermedad renal crónica
Discapacidad es una palabra muy genérica que incluye déficits, limitaciones o restricciones en la participación de actividades cotidianas de la vida. Además informa sobre aspectos negativos de salud, pudiendo ser física, mental o sensorial.
Solicitar un reconocimiento de discapacidad sirve para detectar con precisión el tipo y el grado. Como resultado obtenemos un documento administrativo que acredita legalmente el grado de discapacidad y facilita el acceso a diversos derechos, servicios, programas y prestaciones que tienen por objeto compensar las desventajas sociales derivadas de la discapacidad o de las barreras sociales que limitan la participación plena y efectiva en la sociedad de las personas que las presentan.
Las personas que padecen enfermedad renal crónica en estado avanzado, por lo que están recibiendo tratamiento de hemodiálisis, a menudo originan deficiencias de carácter previsiblemente permanente que conllevan una restricción o una ausencia de la capacidad para realizar las actividades de la vida diaria, dentro del margen que se considera normal.
Cuando la enfermedad está previamente diagnosticada por los organismos competentes y documentada con un informe médico, es cuando se puede solicitar el reconocimiento de grado.
El trasplante de riñón es una alternativa independiente al tratamiento de hemodiálisis, sin embargo, solo una minoría de pacientes se pueden beneficiar de este tratamiento ya que intervienen muchos factores para hacerlo posible, como son por ejemplo la falta de donantes, problemas de compatibilidad u otras patologías o circunstancias del paciente que lo puedan dificultar.
La fase postoperatoria del trasplante renal implica un seguimiento médico muy exhaustivo, tratamiento y cuidados que son incompatible, en numerosas ocasiones, en según qué tipo de trabajos y trabajos donde se exigen unos rendimientos por parte de la empresa por considerar rentable o competitivo el trabajo del operario. Por lo tanto, el grado de discapacidad y de invalidez debería seguir siendo el mismo, mientras no se pudiera prever una curación total.
A partir de este momento sería cuando se podría plantear una revisión de grado para modificarlo o incluso en algunos casos hacerlo desaparecer. Sin embargo es importante señalar que la calidad de vida de un enfermo renal, a pesar de estar trasplantado, la gran variedad de sintomatología y las complicaciones prácticas a todos los niveles, justifican sobradamente el hecho de estar ante una enfermedad grave, que es muy invalidante y de carácter crónico.
Por todo ello, el grado a otorgar debería estar en armonía con las circunstancias, tolerancia del tratamiento o complicaciones surgidas de cada paciente a nivel individual.
Cristina Puñet (Trabajadora Social)
Juan Carlos Márquez Alcalá
Buenas tardes
Llevo transplantado desde el año 2000. En 1999, estando en dialisis, me dieron una incapacidad del 65%,. Compatibilice incorporandome a la vida laboral con una pension de invalidez permanente. Ahora, próximo a los 56 años( voy a cumplir 54) ante la presion de la empresa quieren que me marche (las piernas se me hinchan, por dos trombosis, tengo la piel de las piernas con llagas por la inflamación y muy fina y negra, y les he planteado la posibilidad de jubilarme dentro de dos años y asi acabar con este acoso laboral. Mi problema esta en que no tengo el documento que en su día me dieron con mi discapacidad. Sera la misma que tenia, allá por el 1999, ? O como he leido en algún foro ya no es válido aquel documento que me dieron.
Agradecería respuesta por lo que me va en ello.
Muchas gracias de antemano por su atención e interés